Las cadenas de suministro siempre han sido y seguirán siendo extremadamente complejas. Por mucho que se esfuerce una empresa por simplificar y agilizar sus procesos o generar menos residuos, la complejidad siempre estará presente. Incluso para lograr una mayor simplicidad hay que pasar por procesos como la búsqueda de los mejores proveedores, así como la realización de un análisis más minucioso de las operaciones y de los sistemas.
A todo ello se suman cambios inevitables que generan complejidad por sí solos. A medida que la cadena logística crece, bien sea porque las distancias son más largas o porque el catálogo de productos es más amplio, aumenta la necesidad de una mayor precisión.
Afortunadamente se han desarrollado nuevas herramientas que facilitan los cambios en la cadena de suministro y simplifican esta transición. La automatización, por ejemplo, está en pleno auge y ha permitido que las empresas potencien sus operaciones de manera espectacular. Los centros de datos en la nube y el software de ciberseguridad han añadido la capacidad de gestionar, almacenar y proteger gran cantidad de información, así como de centralizar los procesos para alcanzar mayores niveles de eficiencia y simplicidad.
